El Gobierno catalán dio a conocer ayer su prometida reforma del impuesto sobre sucesiones y donaciones, haciendo uso de la capacidad normativa de las comunidades autónomas en lo relativo a este tributo. El 80% de los ciudadanos que hasta ahora debían hacer efectivo el pago de este impuesto quedará exento de tributación, y la presión fiscal media se reducirá un 24%, explicó el consejero de Economía y Finanzas de la Generalitat, Antoni Castells.
El nuevo impuesto llegará al Parlamento catalán en febrero y estará listo en el primer semestre del año, aunque la reforma será gradual, y algunos de los cambios no se aplicarán hasta julio de 2007.
La hacienda pública catalana recibía hasta ahora unas 80.000 declaraciones anuales del impuesto de sucesiones y donaciones, pero después de la reforma esa cifra oscilará entre las 15.000 y 20.000, según Castells.
El impuesto que se aplica actualmente en Cataluña ya incorpora fuertes reducciones (del 95%) para las herencias de vivienda habitual y transmisión de empresas familiares. Pero el nuevo tributo incrementa las reducciones para todo tipo de bienes: para los cónyuges, la reducción pasa de 18.000 a 80.000 euros, y para los hijos pasa de 18.000 a 40.000 euros. Para los familiares de segundo y tercer grado, se eleva a 15.000 euros.