Los expertos valoraron ayer positivamente las líneas generales de la reforma del IRPF que presentó el miércoles el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, especialmente su línea de ‘moderación’ y el hecho de que no suponga una ruptura respecto al impuesto actual. Con todo, criticaron que su entrada en vigor no se produzca hasta enero de 2007.
Valentín Pich, presidente del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF) mostró su sorpresa por ese aplazamiento, dado que todos los agentes económicos descontaban ya la aplicación en 2006. Pich valora la línea continuista elegida por Solbes, en contraposición a algunas alternativas planteadas desde el propio Ejecutivo como la imposición de un tipo único de gravamen en el impuesto.
El director de análisis del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo, valoró la bajada anunciada en el tipo máximo (45%) pero sugirió que este descenso debe ir acompañado también con recortes en el resto de tipos marginales.
Borja Montesino, director del área legal de Mercer RH Consulting, matizó que el aplazamiento de la reforma será bienvenida siempre que se haga para madurar los cambios, con un criterio más asentado. Montesino reconoció que el mejor trato a los rendimientos del trabajo, propuesto por el Gobierno, era una asignatura pendiente desde hace años, pero se mostró contrario a que ello suponga hacerlo a costa de la tributación del ahorro. ‘Deberían potenciarse otros productos alternativos a los planes de pensiones como los seguros colectivos de vida’, añadió, aprovechando que Solbes tiene la intención de mejorar el trato fiscal de los seguros de dependencia.